Alabado sea el pueblo
que, por amor a una lengua sin diplomas y a un país sin diplomáticos,
no tiene cabida ni en la Historia ni en la Geografía, ni tan siquiera
un banquillo en el concierto de las naciones. Tan invencible como el viento
del desierto, pasa por las dunas de los siglos, elegante y discreto, sin
dejar más huella que el albatros sobre las olas del mar.
Marc
Legasse
[a
la pagina principal de castellano]